Beatriz Domínguez, Ponferrada.
Comenzamos el curso, el ochenta por ciento
de los alumnos vienen obligados, enfadados, creen que esto va a ser lo mismo de
siempre, y… “Total, esto para qué nos va a servir”, comentan. Esto es lo que suelen expresar el primer
día sobre las expectativas que tienen con respecto al curso. Totalmente
diferente a lo que piensan cuando termina… Es más, no quieren que se termine.
Orientación laboral, habilidades sociales,
inglés, informática y la píldora que haya en cada uno de ellos. Esta es la base
que aprenden los alumnos; pero en
realidad lo más importante es que aprenden a quererse de nuevo y confiar en ellos mismos, a valorarse, a
sentirse útiles y capaces, a pensar que merecen el respeto y la admiración de
los demás, vengan de donde vengan e independientemente de cual sea su país de
origen o su cultura.
Durante un mes y medio, aprendemos todos
juntos, unos de otros, alumnos y profesores porque se establece un vínculo de
respeto y tolerancia.
El verdadero valor de este curso, es que
las personas -la mayor parte sin apenas formación, sin terminar la ESO- sientan
de nuevo que pueden tomar las riendas de sus vidas.
Es muy gratificante encontrarte con
antiguos alumnos, que te cuentan como ese curso les cambió la vida y les motivó
para retomar su formación, comenzando por matricularse en la escuela de adultos
para obtener el título ESO y así poder
continuar formándose y tener más puertas por las que acceder al mercado
laboral.
Nunca hay que dar a nadie por perdido
porque por lo general, cuando tu das, ellos responden con creces. Para terminar os dejamos una "bonita" reflexión de una alumna participantes en este curso: